Volvíamos a Otívar desde " el barranco el duende" (¿años 40?) mi madre y yo.
Repentínamente mi madre, cogiéndome del brazo con fuerza , apresuró
el paso instándome a seguirla:
--Vamos, vamos , me dijo, temo que haya pasado algo...
Al llegar a la entrada del pueblo, una buena mujer la detuvo y mirándole a los ojos con ternura
triste, le dijo:
--Acaba de morir tu tío Diego.
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Francisco Novo Alaminos.
Desde Otívar.
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ese sexto sentido que nunca nos falla, un besin de esta asturiana
ResponderEliminarEl sexto sentido amigo pocas veces nos falla no crees?
ResponderEliminarFeliz fin de semana Francisco.
Un beso
Las corazonadas no fallan. El presentimiento de adelantarnos sucede muy a menudo.
ResponderEliminarUn placer visitarte.
Un beso
são mistérios da intuição que as vezes acontecem! Um abraço fraterno do outro lado do Oceano.
ResponderEliminarLa intuición existe y tú relato es prueba de ello.
ResponderEliminarQue linda história, para guardar no coração!
ResponderEliminarViver é mágico!