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¡Que vea ,Señor, que vea!
En las sombras del camino,
en la noche sin estrellas;
en la tormenta, en el tueno;
en las atónitas crestas
de los montes macilentos;
en la vega sin acequias,
en el secano humillado;
en el mar turbado o bronco:
¡Que vea, Señor, que vea!
En mi alma de poeta
susceptible o veleidoso,
remolón o deprimido:
¡Que vea, Señor, que vea!
Cuando astuta la mentira
quiera enrolarme en sus filas;
cuando voces de sirenas
canten sus hueras estrofas
invitándome a zarpar
hacia mares sin retorno:
¡Que vea, Señor, que vea!
Cuando aquellos que se apropian
el llanto de los demás
hagan de los hermanos
trampolín de su codicia;
cuando los débiles caigan
bajo el furor de la Bestia:
¡Que vea, Señor, que vea!
.......
francisco Novo Alaminos.
1988.
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¡Que vea ,Señor, que vea!
En las sombras del camino,
en la noche sin estrellas;
en la tormenta, en el tueno;
en las atónitas crestas
de los montes macilentos;
en la vega sin acequias,
en el secano humillado;
en el mar turbado o bronco:
¡Que vea, Señor, que vea!
En mi alma de poeta
susceptible o veleidoso,
remolón o deprimido:
¡Que vea, Señor, que vea!
Cuando astuta la mentira
quiera enrolarme en sus filas;
cuando voces de sirenas
canten sus hueras estrofas
invitándome a zarpar
hacia mares sin retorno:
¡Que vea, Señor, que vea!
Cuando aquellos que se apropian
el llanto de los demás
hagan de los hermanos
trampolín de su codicia;
cuando los débiles caigan
bajo el furor de la Bestia:
¡Que vea, Señor, que vea!
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francisco Novo Alaminos.
1988.
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