VI.-
Yo nado bien y como el mar estaba sosegado fuí adentrándome .(1)
Pero he aquí que un calambre, de pronto corría por mis piernas, y me
imbadía el cuerpo; quise gritar y pareció como si la voz perdiera su fuerza en mis labios;
apenas si distinguía a los bañistas de la playa; golpeé el agua intentando volver a la arena,
pero mi dificultad se intensificaba y crecía en mí el terror, perdía la razón;
mas, repentínamente me ví atendido por un señor,que empujándome con fuerza me llevaba hasta la playa.
Al dejarme sobre tierra firme, quise expresar mi agradecimiento a quien me había salvado la vida y cual no fue mi sorpresa al verme solo.
Grité, grité y acudieron a mí, conté lo sucedido y nadie supo darme noticia del hombre que me había salvado de una muerte segura.
Las lágrimas acuden a mis ojos cuando lo recuerdo: Dios, visiblemente me había salvado.
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Francisco Novo Alaminos.
........ 1975ñ
(Lo cuenta un buen amigo mío: Su madre muy piadosa.)
Muy hermoso y sentido lo que cuentas, es cierto que hay muchos héroes anónimos que hacen la labor de nuestro señor.
ResponderEliminarbello,, sin duda, como todo lo que publicas.
Hola Francisco.
ResponderEliminarEl Señor tiene sus herramientas en sus hijos.
Y fue como un milagro.
Gracias por pùblicar este relato tan hermoso.
Un abrazo, Montserrat
Querido Francisco,
ResponderEliminarHermosa experiencia y que hace pensar, que nuestro Ángel de la guarda, que Dios nos dio al nacer, siempre está a nuestro lado, no se nos presenta con sus alitas como en las estampas, sino como la persona que acude en el momento preciso para salvarnos, y luego no lo vemos para darle las gracias. Dios te lo mandó, dale gracias a Dios, y nosotros se la damos por tu amigo.
Gracias por compartir con nosotros un relato tan bonito.
Con cariño desde San Isidro.-Perú
María del Carmen
Una hermosa narración Francisco, todos tenemos nuestro ángel de la guarda, feliz fin de semana y un abrazo para ti
ResponderEliminarHizo bien y en seguida se mezcló entre la gente que se agolpaba ante el rescatado ó sanado, pasó de honores y menciones, de amores propios y ajenos, sí, hay rasgos que claramente hablan de Él ó de uno de sus Hijos que en la obediencia cumplen aquello de "dioses sois".Un abrazo.
ResponderEliminarEste ha sido un relato precioso, aveces nos suceden cosas inesplicables, que hacen girar nuestras vidas y nos tocan el alma, bicos y a seguir bien Francisco.
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