Desde las costas alicantinas
me escribe y le contesto.-- ¿Años 80?
Ella.
"Paréme en tu recuerdo, en tu corazón distante
y en tu alma presente, y por unos instantes sentí el calor de tu cuerpo
rozándome, y el mío vibró y mi corazón estalló de emoción, y un te
quiero salió de mis labios y las lágrimas bañaron mi rostro.
Y te juro, que en aquellos momentos fuí tan feliz, que no quise
dejar mis rcuerdos y seguí como arrobada entre los limoneros,
los ojos cerrados y el pensamiento en tí. "
Yo.
Eres mi reposo, tú.
Eres mi refugio, tú.
De dentro a fuera, te quiero.
Puedo pasar sin el tacto sedoso de tu piel,
sin la fuerza vital de tus caricias,
sin el encanto encendido de tus labios.
Puedo pasar sin tí que ven mis ojos,
pero no sin la indecible sensación de que me llenas,
de que te lleno, de que me pierdo en tí, de que corres
a tus anchas por todo yo.
Ella.
"Quiero ser para tí musa de inspiración. Quiero ser
el duende que recorre tus venas mezclado
con tu sangre y tu espíritu de poeta,
y que te anime incansable, para alcanzar la plenitud
total de tu obra inacabable.
Quiero ser el ansia que te mueva y te incline a la realización
de cosas tan grandes que sigan existiendo cuando ya el tiempo
se acabe para nosotros. Quiero ser tu cuerpo, tu carne,
tu aliento, tu vida y tu alma:
Tú y yo en todo."
Ah, élla, sí, más poeta que yo, por eso,
cuando no está,
sigo viendo
multiplicados sus ojos
en cada brizna del tiempo.
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No está,
y está sufriendo,
y en mi corazón,
candente un hierro,
para que mientras, yo anhele el cielo,
y conmigo después élla,
en un abrazo eterno.
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Francisco Novo Alaminos.
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