La Alhambra (Granada)

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lunes, 20 de septiembre de 2010

INSINUACIÓN LÍRICA.-9

Fué así:
Le pregunté:

-¿Qué tienes, qué te pasa? Dime.

Alzáronse ardiendo sus pupilas, su boca sin sonidos, y
con la elocuente gracia de un ángel de Murillo, me pedía
que callara y callé, pero mi alma de poeta, era un brasero de deseos.

-No me preguntes- dijo- no, no puedo decirte nada.
Me has dicho cosas tan grandes, tan enormemente elocuentes,
que temo ser en extremo dura.

Insistí y todo fue inútil.

Varios días después recibí esta escueta esquela.

-"Por favor, no insistas en verme. Quisiera explicarte el por qué
de mi decisión y no encuentro palabras.
Agradezco infinitamente tu cariño pero no intentes verme."

Apreté la cabeza entre las manos y leí repetidas veces la nota; intenté
apaciguar mis sentimientos y escribí tembloroso:


Llevo en las manos el alma
y nadie la quiere nadie,
como si no fuera nada(1)
repartir la propia sangre...


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Francisco Novo Alaminos.
1960 al 65

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(1) Versos ya anotados anteriormente
en el blog.


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7 comentarios:

  1. De los malos momentos, se nutre la poesìa.

    Debe ser porque el arte, y la literatura, son la reacciòn humana, ante la certeza de la propia muerte.

    Un abrazo.

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  2. Los recuerdos siempre estarán con nosotros, sólo que lo aceptamos y seguimos.

    Besos y sonrisas

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  3. ay Dios, cuanta trsiteza...
    es hermoso..
    abrazos

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  4. Hay momentos en que nos sentimos as'i, con el alma en las manos. Me gusta esta tristeza. Todo est'a y en alg'un momento de la vida se vive as'i de triste como en tambien alegres.

    Un abrazo muy fuerte,

    Andri

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  5. Llevo en las manos el alma,y nadie las quiere,nadie...Precioso y sentido poema amigo mio.Gracias por permitir que te siga.Besos.

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  6. Hermoso poema donde tu alma y tu sangre se derraman.
    Un abrazo.

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  7. Mi alma de poeta era un brasero de deseos.
    ¡Qué bonito!
    Un fuerte abrazo

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