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Atado como bajel
a tierra firme, mi cuerpo
que sueña gallardas olas,
sigue inactivo en el puerto.
Códigos, normas y leyes,
infinitos reglamentos,
fiscales siempre acusando,
jueces en ávido acecho.
¡Cuántas maromas nos atan
en turbio y forzado intento
de matar la libertad
a que tenemos derecho!
¡Y qué de gritos se apagan
y ardorosos sentimientos
al nacer amordazados
o heridos al primer vuelo!
¿Qué te diré, vida mía,
¿Que vueles alto sin miedo?
¿Que ames aunque te duela
de tanto amar el aliento?
¡Mide tus fuerzas y firme
pon en acción tu deseo
que atados como bajeles
no quedemos en el puerto!
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Francisco Novo Alaminos.
25-5-1979.
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Hermoso y esperanzado poema.
ResponderEliminarUn caluroso abrazo.