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Te conocí al atardecer.
El sol plegaba su bata de cola.
Los anchos bancales, las onduladas praderas verdes
y los ocultos barrancos atisbaban su sueño reparador,
mientra las estrellas afilaban el rubí de sus flamente rayos,
Llegaste de pronto, igual que aparición repentina no soñada.
Te ví radiante y de todo despojada.
De un solo golpe conocí hasta el último resquicio de tus adentros,
y te amé, y te amé sin intuir ni desmenuzar si en realidad aquéllo era amor.
Fué algo así como súbita llovizna sobre campo preparado.
¿Por qué tan tarde y no al alba cuando repican las amapolas y el rocío
resbala sobre salmodias de invisibles querubines?
Cuántas tardes deambulando sin saber a ciencia cierta el camino adecuado.
Cuantos valdíos sinsabores y enredadas pesadillas en el alma, mientras
tú buscabas y buscaba yo.
Y caminando tú por vericuetos y yo por la muda oscuridad de noche
inerminable. Nos amamos desde el horizonte inalcanzable, desde la pena
inabatible, desde la temida crítica hiriente muy cercana, desde las formas
hipócritas (necesarias, ay,) desde el temor a quienes naciendo vacíos,
vejetan enfangados en la materia.
Nosotros ocultamos nuestras lámparas por temor a que en lugar de alumbrar
nos abrasemos.
Por amor nos derretimos ocultos como quien cubre su desnudez.
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Francisco Noovo Alaminos.
14-2-2012.
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Te conocí al atardecer.
El sol plegaba su bata de cola.
Los anchos bancales, las onduladas praderas verdes
y los ocultos barrancos atisbaban su sueño reparador,
mientra las estrellas afilaban el rubí de sus flamente rayos,
Llegaste de pronto, igual que aparición repentina no soñada.
Te ví radiante y de todo despojada.
De un solo golpe conocí hasta el último resquicio de tus adentros,
y te amé, y te amé sin intuir ni desmenuzar si en realidad aquéllo era amor.
Fué algo así como súbita llovizna sobre campo preparado.
¿Por qué tan tarde y no al alba cuando repican las amapolas y el rocío
resbala sobre salmodias de invisibles querubines?
Cuántas tardes deambulando sin saber a ciencia cierta el camino adecuado.
Cuantos valdíos sinsabores y enredadas pesadillas en el alma, mientras
tú buscabas y buscaba yo.
Y caminando tú por vericuetos y yo por la muda oscuridad de noche
inerminable. Nos amamos desde el horizonte inalcanzable, desde la pena
inabatible, desde la temida crítica hiriente muy cercana, desde las formas
hipócritas (necesarias, ay,) desde el temor a quienes naciendo vacíos,
vejetan enfangados en la materia.
Nosotros ocultamos nuestras lámparas por temor a que en lugar de alumbrar
nos abrasemos.
Por amor nos derretimos ocultos como quien cubre su desnudez.
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Francisco Noovo Alaminos.
14-2-2012.
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Bonito y romántico poema en un día tan especial.Saludos
ResponderEliminarBellisimo, Francisco, cuanto amor...Un abrazo.
ResponderEliminarMe encanto tu entrada.
Cuanto amor se desprende de este bellísimo poema amigo mío, recibe un gran abrazo Francisco
ResponderEliminarGracias por este poema, tan lleno de amor.
ResponderEliminarIlumina el día
Gracis por todos los que escribes.
Cuidate mucho
y te amé, y te amé sin intuir ni desmenuzar si en realidad aquéllo era amor...
ResponderEliminar¡como si fuera necesario! El amor solo pide ser vivido, porque cada instante tiene la màgica facultad de poder ser diferente.
Mis afectuosos saludos
Hola que hermosa descripción, querido amigo... y muy bella la foto con tu nietecito. ¡Felicidades!
ResponderEliminar✿.✿¯`•Flores•´¯✿•para•✿✿•perfumar•✿¯`•este bonito Blog•✿
ResponderEliminar✿¯`•★MaRiBeL★•